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El inglés y la personalidad


Tengo un amigo psicólogo que se molesta un tanto cuando en una reunión social alguien comenta que tal persona "no tiene personalidad", o "no tuvo la personalidad para hacer tal cosa". ¿Cómo es que alguien puede andar por ahí en la vida "sin personalidad"? - Es imposible, diría mi amigo el Rastra, puesto que todos tenemos una personalidad compuesta de nuestra forma particular de pensar, interpretar, vivir y sentir los sucesos que vivimos.


Pero, ¿Qué tiene que ver personalidad con los idiomas y particularmente con el inglés?

Bueno, me atrevería a decir que difícilmente existiría uno sin el otro. Es más, diría que tal vez los idiomas informan y moldean nuestra forma de pensar, sentir y comportarnos, y yendo un pasó más allá, contemplaría incluso que con cada nuevo idioma que aprendemos, estamos edificando (literalmente) nuestra personalidad, la estamos remodelando, o incluso reconstruyendo.


Hay muchas personas (me incluyo) que reportan que sus comportamientos, sensaciones, pensamientos e incluso reacciones emocionales cambian dependiendo del idioma en el que están hablando o pensando. El ejemplo más cómico es el de las groserías o palabras que se consideran obscenas. Decirlas en la lengua materna resulta una experiencia que desencadena la sensación de estar haciendo algo en contra a las reglas; se consideran un tabú. Sin embargo, cuando se aprende estas palabras en un nuevo idioma, casi siempre carecen de la asociación a lo incorrecto y decirlas puede resultar con frecuencia bastante cómico y divertido.


Si esto sucede con ciertas palabras, imagínense cómo resulta con idiomas enteros. Cada vez que aprendemos una palabra o concepto, lo hacemos bajo el lente del contexto y las emociones de un momento particular. Aprender una palabra de niño, no es igual que aprender su equivalente en inglés de adulto. Además de las palabras, la sintaxis o la organización de las ideas en un idioma también podría tener algún impacto en el desarrollo de la personalidad. Por ejemplo en inglés hay un énfasis en las acciones (verbos) cuando a diferencia en español se resaltan las cosas e ideas (sustantivos). Las dimensiones culturales como el valor que se le otorga al individuo versus el grupo pueden afectar el uso del lenguaje y la importancia que tienen ciertos conceptos.


La diferencia en la percepción de lo que decimos y entendemos informa de manera muy particular las emociones que nos restringen o motivan a repetir secuencias de pensamientos. Por lo tanto, nuestra personalidad en inglés puede tener aspectos distintos a nuestra personalidad en español. Si de niño una persona fue introvertida y tímida en el entorno del español de Colombia, como yo 🤪, puede que de viajero aprendiendo inglés esta misma persona desarrolle un aspecto opuesto en su personalidad y demuestre extraversión y seguridad en si mismo.


Y aunque es interesante considerar que de pronto aprender un idioma llegue a tener algún efecto en mi comportamiento y en mi modo de ver y asociarme con mi realidad personal, lo que es realmente fascinante es lo que podemos lograr si somos conscientes de nuestra capacidad para darle forma a la personalidad. Hoy en día hay muchos temas sobre como nuestra actitud y manera de pensar podrían tener un efecto sobre nuestra relación con la comida (dietas) y las finanzas personales (mentalidad de abundancia). Bueno, sería muy interesante utilizar nuestro aprendizaje del inglés como un elemento más en nuestra caja de herramientas para el auto-desarrollo.


¿Cómo puedo utilizar el aprendizaje del inglés para modificar aspectos en mi personalidad que me ayuden a desarrollar capacidades, oportunidades y actitudes positivas?

Creo que no es muy distinto a aprender a actuar. Si la personalidad está armada de un patrón de asociaciones y emociones, pues una herramienta fantástica es el desarrollo del lenguaje más allá de mi realidad y de mi pasado. Si por ejemplo cuando aprendamos una palabra nueva inglés como "boss", no la asociamos con los "jefes" exigentes y crueles que hemos tenido, sino al contrario nos imaginamos que somos nosotros los jefes, y que somos ese estilo de líderes colaborativos, empezamos a modificar la relación que tenemos con ciertos conceptos.



Si abordamos el inglés con un imaginario de abundancia, creatividad, inteligencia y cualquier capacidad que estemos buscando desarrollar, muy seguramente construiremos estructuras (redes neuronales) nuevas desde las cuales podremos operar de una manera más coherente con lo que queremos ser. Cada vez que practiquemos inglés con estas actitudes (palabras y modos de pensar), es como si estuviéramos visitando un vecindario nuevo de nuestro cerebro, un vecindario que sin los limites de recursos que existen en el mundo físico, podemos fácilmente construir según queramos.


Si tomamos el aprendizaje del inglés como un juego en el que podemos ser lo que queremos ser, de pronto con algo de suerte descubriremos capacidades que se encuentran ocultas pero latentes.

Retomando la metáfora anterior, el aprendizaje del inglés puede ser la oportunidad perfecta para remodelar nuestra personalidad.


Espero que esta propuesta sobre una manera positiva de abordar el aprendizaje del inglés les haya parecido interesante. Por supuesto, me encantaría hacer un tour por las mansiones o vecindarios nuevos si llegan a lograr aplicar esta forma de aprender inglés.

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